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Cómo dejar de acumular y ser más libre

Desde un tiempo a esta parte estoy sintiendo la urgencia de dejar de acumular todo tipo de cosas en mi vida. Y no me refiero solo a objetos, ropa o alimentos, también hablo de actividades o tareas que, cuando te quieres dar cuenta, han ocupado gran parte del día y apenas queda tiempo para lo verdaderamente esencial, como estar un ratito conmigo misma en silencio y escucharme.

¿Por qué tendemos a acumular?

Hay varios motivos que nos pueden llevar a acumular en demasía.

  • El primero de ellos es un miedo íntimamente ligado al instinto de supervivencia. Acumulamos porque de esta manera tratamos de asegurar que no nos va a faltar nada, sobre todo alimentos o dinero. A nivel energético se trataría de un trastorno en el chakra raíz. La persona tiene ese centro de energía cerrado y por ello no puede conectar con la Tierra y su energía de seguridad, sostén, cuidado y abundancia.
  • Otra razón puede hallarse en las creencias mentales. Puede que hayamos vivido circunstancias en nuestra infancia que hayan forjado una conciencia de escasez. Y si no las hemos vivido, pero nuestros padres sí, seguro que nos han transmitido opiniones y juicios que habrán alimentado la necesidad de acaparar por si llegan las vacas flacas.
  • El ansia por acumular también puede deberse a un vacío emocional que hay que llenar. De ahí a comer en exceso o a acaparar todo tipo de objetos de los que es imposible desprenderse, porque se les ha dotado de una gran carga emotiva. El problema de este trastorno de acumulación es que, si no se resuelve el conflicto emocional, no vamos a parar en nuestra compulsión por adquirir cosas o, incluso, recoger todo aquello que los demás no quieren. En los casos más extremos, se podría estar hablando del Síndrome de Diógenes.

Dejar de acumular alimentos

Confieso que soy una persona sobria en el tema alimentos. Por poco que haya en la nevera siempre soluciono una comida sana y equilibrada. Pero hay personas que se sentirían desoladas si al abrir la nevera no tuvieran los estantes y los cajones atiborrados de comida. Sencillamente, les sería imposible ponerse a cocinar porque ese vacío en el frigorífico las dejaría sin inspiración.

Vamos a ver otros gestos de las personas que tienden a acumular comida:

Cocinar en exceso:

Si pueden presentarse invitados inesperados en tu casa, está muy bien que cocines dos o tres raciones de más. Pero lo que suele suceder es que esa comida va a ir a la nevera con la intención de comértela otro día. Y lo que va a ocurrir es que esos alimentos cocinados van a ir perdiendo su vitalidad con el paso de las horas. Y el proceso de recalentado no les va a ayudar. Te recomiendo que no dejes más de 24h esas tarteras en tu nevera; de lo contrario, lo que vas a comer te va a aportar solamente calorías, pero ninguna vitalidad. Algunas comidas se pueden congelar en el momento y esto es más efectivo para conservar la energía de los alimentos, pero no te confíes, con el paso del tiempo igualmente van perdiendo todas sus propiedades.

Comer en exceso:

Mi querida abuela tenía un dicho que mi madre siempre repite cuando hay exceso de comida: “Yo, la del pobre, antes reventar que sobre”. Mi abuela, de familia humilde, vivió de cerca la escasez y pasó por una guerra. Me imagino que, en semejantes circunstancias, no se despreciaría ni una miga. Y atiborrarse de comida, cuando la había, era lo más lógico teniendo en cuenta todos esos días inciertos en los que no sabías qué te ibas a poder llevar a la boca.

Actualmente, conozco a personas que nunca han pasado por ninguna estrechez en su vida y, sin embargo, observo en ellas esa voracidad ante una mesa bien dispuesta, aunque luego el estómago les pase factura. Para estas personas, los buffets libres son su perdición. También suelen pedir de más en el restaurante y luego pegarse el atracón o solicitar que le pongan las sobras en el tupper (y ya te he contado lo que pasa con las sobras).

Comprar mucha cantidad de comida para ahorrar:

En muchos supermercados hay ofertas para comprar grandes lotes de comida con el anzuelo de que al hacerlo te ahorras dinero. Y todos picamos, aunque suponga comprar más de lo que habíamos pensado e, incluso, cosas que no necesitamos “pero que están a muy buen precio”. Comprar en grandes cantidades, además de suponer un mayor gasto, tiene el riesgo de que los perecederos se estropeen o que la comida enlatada o congelada pierda su vitalidad

Dejar de acumular objetos y ropa

En este tipo de acumulación el pensamiento que suele haber detrás es “lo guardo por si acaso”.

En el caso de la ropa, aunque sea una prenda que no nos hemos puesto en años, la guardamos “por si acaso se vuelve a poner de moda”. O si nos está pequeña “por si acaso adelgazamos” y nos vale en un tiempo.

El método de Marie Kondo para desembarazarnos de todo esto es vaciar completamente nuestros armarios y colocar todo sobre la cama para que nos sintamos abrumados ante lo que nuestros hábitos de consumo (o nuestros vacíos internos) nos han hecho acumular. Una buena forma de preguntarnos si esa cantidad ingente de cosas aporta algo a nuestras vidas.

Confieso que, cuando me ha tocado aligerar el armario, no he seguido este método. Quizá porque no tengo demasiadas cosas. Pero, aún así, cada temporada reviso todo lo usado y no usado, lo que ya está viejo y roto, lo que se puede reparar o no, lo que se podría donar… Hay también la opción de vender, con lo cual, no solo estamos dejando más espacio en el armario, sino que recibimos un dinero por ello.

Con respecto a los objetos, lo mismo: electrodomésticos rotos o que no se usan, ocupan espacio y no aportan nada. El Feng Shui diría que están obstaculizando el libre flujo de energía en nuestra casa. Nada de conservarlos “por si acaso” algún día los arreglamos o los necesitamos.

En cuanto a los objetos de decoración que solo acumulan polvo, los libros o revistas que nunca leeremos… Donarlos o venderlos es la solución.

Dejar de acumular actividades y tareas

Nuestro vacío interior nos hace también acumular actividades y tareas, con la única intención de llenar nuestro tiempo y no pensar en las cosas que verdaderamente importan.

Está muy bien hacer cosas que nos apasionan. Somos seres creativos y tenemos en nuestras manos la capacidad de materializar nuestras creaciones.

Lo que no tiene sentido es llenar nuestro tiempo con cosas que no nos interesan e, incluso, nos estresan, solo por decir “estoy haciendo algo”.

Y luego está todo el tiempo que dedicamos a nuestra “vida virtual”. Las redes sociales absorben constantemente nuestra atención y, a veces, dedicamos más tiempo a lo que dicen nuestras amistades virtuales que a los verdaderos amigos.

Está bien detenerse de vez en cuando y ver cómo conciliar todo eso que hacemos con lo que anhelamos en verdad. A este respecto te aconsejo leer el artículo anterior Escucha tu voz interior.

Y ser más libre…

El objetivo de “dejar de acumular” no es otro que ser más libre.

Hay muchas cosas a las que estamos apegados y no sabemos ni por qué.

Dejar ir, soltar, es un ejercicio sanador que nos libera de obstáculos tanto en el exterior como en nuestro interior. Cuando nos planteamos las razones de por qué no podemos soltar determinadas cosas nos damos cuenta de lo necesario que es hacer un alto en el camino y dejar de vivir en automático.

Vivir conscientemente es la clave.

Termino ya este artículo pero me quedan en el tintero muchas más cosas que creo que estaría bien dejar de acumular. ¿Cuáles se te ocurren a ti? Me encantaría que me dejaras tu opinión sobre el tema. Hazlo, como siempre, un poco más abajo, donde dice: “Deja un comentario”.

Os abrazo, María

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Mario

    Muchas gracias María, por abordar el problema de la acumulación de una forma tan amplia. A todos de alguna manera, nos afecta éste tema. Un abrazo

    1. Hola Mario, es verdad, todo lo que acumulamos fuera impide el libre fluir de la energía y suele corresponder a bloqueos internos igualmente. Gracias por el comentario, un abrazo

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