Hoy voy a contarte cómo llegó a mí la información de que somos hijos de la tierra y el cielo. Voy a presentarte a Madre Tierra, Padre Cielo.
PRIMERO LA EXPERIENCIA
Barbara Ann Brennan, la conocida terapeuta energética norteamericana, decía que en sus inicios en el camino del autoconocimiento tuvo la suerte de vivir primero experiencias y luego refrendarlas a través del conocimiento intelectual. De esta manera se aseguraba de que la información que recibía a través de su voz interior, ya fuesen sensaciones, mensajes o imágenes, no estaba inducida por algo que hubiera leído o le hubieran contado previamente.
Como Barbara, puedo decir que una gran parte del conocimiento de lo que soy y lo que somos me ha llegado de una forma similar: primero la vivencia, luego la explicación a través de textos o maestros. Así fue como una tarde accedí a una información que habría de ampliar mi conciencia acerca de las raíces energéticas del ser humano.
ABRIENDO EL CANAL CENTRAL DE ENERGÍA
Me encontraba en casa meditando, sentada en el borde de una silla, la espalda recta, las manos sobre los muslos y los pies firmemente apoyados en el suelo.
Pedí enraizarme en la Tierra y me relajé respirando suavemente.
Al poco rato sentí una sensación energética que venía desde abajo, desde las plantas de los pies, subía por las piernas y muslos rápidamente y se extendía por brazos y espalda hacia el cuello y la cabeza, hasta sentir como mi canal central se abría, conectándome a Cielo y Tierra y disolviendo mis límites.
En ese estado de total apertura, conmovida por la sensación intensa que me embargaba, dos palabras vinieron a mis labios: «Madre. Padre». Al pronunciarlas, las sensaciones se acrecentaron y sentí una gran dulzura.
Instantáneamente me supe sostenida y amada hasta lo infinito.
LA MADRE TIERRA Y EL PADRE CIELO
Al investigar más tarde sobre ello, accedí a la referencia ancestral de la Madre Tierra y el Padre Cielo, engendradores de la vida en este planeta.
La Tierra, símbolo de la energía femenina, es la fecundidad, la nutrición, el acogimiento y el cuidado.
El Cielo (el Cosmos, el Sol), es la energía masculina, el principio creativo, la acción, la dirección y la voluntad.
La unión de estas dos energías está representada en el acto sexual, en el que la semilla del hombre y la de la mujer se unen para dar lugar a un nuevo ser.
UNA TRADICIÓN ANCESTRAL
Todas las civilizaciones antiguas han honrado la Tierra, el Sol, la Luna y las estrellas como parte de nuestro legado cósmico. Incluso, en la actualidad, muchos pueblos siguen celebrando el nacimiento de cada niño de la comunidad con ofrendas al Sol o a la Luna, considerando que los niños, en realidad, no pertenecen a sus padres terrenales, sino a la Inteligencia Cósmica que ha dado lugar a todo lo que en el Universo existe.
Desde nuestra perspectiva occidental, instalados en la era tecnológica y en la cúspide del antropocentrismo, esas prácticas nos pueden parecer primitivas e incultas. Nada más lejos de nuestra esencia.
HIJOS DE LA TIERRA Y DEL CIELO
Aquella tarde había podido experimentar en cada una de mis células que somos hijos de la tierra y de las estrellas y que formamos parte de una realidad más profunda que trasciende nuestra vida cotidiana. Cuando conectas con esta sabiduría te das cuenta de que cada uno de nosotros ocupa un lugar necesario en el Universo y que, pase lo que pase, siempre vamos a ser sostenidos y guiados.
Madre Tierra, Padre Cielo. Contar con unos Padres que te aman y te apoyan, que confían en ti y que jamás te van a juzgar, en verdad te da fuerza y seguridad.
Y para honrar a mi Padre y a mi Madre, me despido con este vídeo de la Abuela Margarita, una mujer que desde hace muchos años siembra y expande sus enseñanzas para ayudar a recuperar con ritos ancestrales la memoria celular de quienes somos.
Os abrazo, María.
Imagen: Wikimedia Commons. Autor: Dovakhindaedra
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La cultura occidental monoteísta ,nos enseña del Dios padre y nada de la Diosa Madre,La señora Verdad no se puede ocultar ,el amor siempre triunfa , gracias Padre Cielo y Pacha mama
Hola Gladys, es verdad que vivimos en una cultura patriarcal que da primacía a lo masculino sobre lo femenino. Pero ambos principios son dos caras de la misma moneda, no son antagónicos, sino complementarios. Somos hijos del Cielo y de la Tierra. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Reblogueó esto en propositosaludy comentado:
Somos la unión del cielo y la tierra
Gracias Maria por recordármelo.
Gracias a ti por compartirlo, un abrazo!