A veces nos toca subir empinadas cuestas en el camino del autoconocimiento. Subimos jadeantes, atentos a las irregularidades del terreno, eludiendo las piedras que ruedan hacia nosotros. Internamente sentimos una ira profunda ante una situación que no esperábamos. No comprendemos por qué tenemos que pasar forzosamente por ahí. Ninguna señal en el mapa nos había advertido. Nuestro corazón se cierra y ya no vemos nada más. Ya no recordamos de dónde venimos. Hemos olvidado a donde vamos. Ya no importa el camino, es que ni siquiera existe bajo nuestros pies… Afortunadamente, un árbol amigo nos aguarda un poco más arriba. Y bajo su sombra nos detenemos, fatigados. Ha llegado el momento de la contemplación.
ACEPTACIÓN Y CONTEMPLACIÓN
Cuando vivimos estas situaciones, cuando la mente y todo lo que la mente rumia acaba apoderándose de nosotros, lo único que podemos hacer es un alto en el camino.
Soltar un buen suspiro y, con él, soltar toda la rabia contenida, toda la ceñuda oposición a lo que nos sucede.
Y, entonces, aceptarlo: «sí, es así, ahora estamos subiendo montañas ásperas y escarpadas. Veamos qué podemos hacer».
Y, entonces, cerramos los ojos y hacemos el ejercicio de la contemplación. Dejamos que la mente se serene y que nuestro corazón se abra para poder contemplar lo que nos sucede con mayor perspectiva.
La contemplación nos permite alcanzar una visión superior que nos ayuda a comprender las causas que nos han llevado hasta el punto en que nos encontramos.
DESLIGÁNDONOS DE LA SITUACIÓN
Cuando entramos en el ámbito de las causas, estamos accediendo a los Principios Universales, por encima de nuestros juicios mundanos. La comprensión de estas leyes nos lleva a conectar con la armonía del cosmos, permitiéndonos dejar nuestra pesada carga en manos de una inteligencia superior a la nuestra y desligarnos de la situación.
A nivel energético, dejamos de emitir pensamientos negativos que, sin saberlo, nos están apartando más aún de nuestros objetivos.
Por el contrario, abandonar la queja y estar dispuestos a colaborar con el Universo nos sitúa en una posición muy diferente que ya está influyendo en que los obstáculos desaparezcan.
Realmente, no necesitamos hacer nada, ni manipular nada. Sólo estar dispuestos.
LA CONTEMPLACIÓN EN I CHING
La contemplación es el Hexagrama 20 de I Ching. La disposición de las líneas del hexagrama recuerdan una torre de vigilancia, desde la que es posible abarcar todo el horizonte con la mirada. Y de mirada se trata, realmente, de conectar con nuestra visión interior, esa que nos lleva a conocer la verdad acerca de nosotros y de las situaciones que nos llegan.
Pero no es posible acceder a esta comprensión sin vaciar previamente nuestra mente y nuestro corazón.
De esta manera, surge la sabiduría interior. Contemplamos cómo las Leyes Universales operan en nosotros y cómo se manifiestan en el exterior.
La contemplación es entrar en estado meditativo. Es la meditación.
¿Queréis compartir vuestras experiencias al respecto? Hacedlo más abajo, donde dice: «Deja un comentario».
Os abrazo, María
Imágenes: Wikimedia Commons. Autores: Svy123 y Jebulon
he estado perdida en la multitud muchos años estoy recien despertando , estoy naciendo de nuevo
Hola Lorena, así nos ha ocurrido a muchos, es maravilloso que hayas iniciado la vida consciente, es, efectivamente, un volver a nacer. Cómo me dijo un Maestro: «Tienes mucha suerte». Ánimo con el camino del autoconocimiento. Un abrazo
Muy interesante y muy necesario, conocerse para no perderse en la multitud, muchas gracias por su aporte desinteresado.
Hola Ewy, me alegro que te haya servido. Un abrazo y gracias por el comentario